La de leñador es la peor profesión del mundo. Así lo recogía un ranking elaborado por un portal de empleo estadounidense en 2014. Según la lista, ocupa el puesto 200. Pues bien, en el 199 aparecía la profesión de periodista.
Según la información que recogía el diario ‘El Mundo’, el estrés, las bajas perspectivas de contratación y los pocos ingresos son algunos de los factores que contribuyen a la mala posición del periodismo en esta clasificación. Son, sin duda, realidades con los que hoy conviven los periodistas. Sin embargo, pese a esos factores, yo sigo manteniendo que el periodismo es la mejor profesión del mundo.
La presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), Elsa González, defendía hace unos días en Tenerife, donde participó en el acto del 20 aniversario de Metrópolis Comunicación, que vivimos una época de oro para el periodismo, pero mala para el sector y los periodistas.
En este contexto, se refirió a la necesidad de una continua reinvención por parte de las empresas de comunicación y los profesionales, ya que es indispensable hacer apuestas innovadoras e imaginativas para mantener la actividad en un entorno económico negativo.
Elsa González considera que la especialización periodística es una alternativa a la crisis de la profesión, porque el profesional de la comunicación que es experto en un área determinada tiene las claves para destapar aquello que alguien desea mantener oculto. Incidió también en la importancia de estar continuamente formándose.
A través de estas fórmulas, y apostando siempre por la ética, la responsabilidad, la independencia y la credibilidad, podemos ser optimistas sobre el presente y el futuro de la profesión periodística.
E.C.