¿Cuánta culpa tienen las redes sociales?

Desde hace unos meses, se suceden las noticias sobre diferentes denuncias que persiguen dilucidar la responsabilidad de las redes sociales en determinados cambios de tendencias o acontecimientos producidos.

Si nos remontamos al último trimestre del 2022, el Tribunal Supremo de Estados Unidos admitió, por un lado, investigar la responsabilidad de Google en la matanza del Bataclan por permitir la difusión de vídeos que incitaban a la violencia islamista a través de Youtube.

Por otro lado, analizar la vinculación de Twitter, Google y Facebook con el atentado en una discoteca de Estambul en 2017.

En ambos casos, las personas denunciantes hacen referencia a la implicación y complicidad de las redes sociales al contar con publicaciones sobre ambos actos violentos.

A comienzos de 2023, el distrito de la escuela pública de Seattle presentó una demanda contra las grandes compañías tecnológicas propietarias de las redes sociales. En este caso, por la puesta en marcha de aplicaciones, las redes sociales, que atacan la salud mental de la población más joven. La denuncia se interpuso contra el grupo Meta, propietario de Facebook e Instagram, TikTok, Snapchat y Youtube, entre otros.

En esta denuncia presentada ante el tribunal del distrito oeste de Washington, se aludía a que el crecimiento de estas plataformas digitales se basa en explotar la psicología y neurofisiología de sus usuarios.

Además, aportaba datos de la agencia federal de salud, el Centro de Control de Enfermedades y Prevención (CDC), en los que se afirmaba que del 2009 al 2019 había aumentado un treinta por ciento el número de estudiantes que reconocieron sentimientos de infelicidad y desesperanza, así como de ideas suicidas.

En línea con la afectación de las redes sociales entre el alumnado, en este caso, universitario, el profesor y catedrático de la Universidad de Granada Daniel Arias-Aranda publicó en su perfil de Linkedin la entrada Querido alumno universitario de grado: Te estamos engañando, una carta en la que reconocía “soy consciente que para vosotros, soy sólo un estímulo más que compite con las redes sociales y el vasto imperio de internet. Evidentemente, soy más aburrido que un video de influencers de Tiktok”.

Y añadía, “vives anestesiado por las redes sociales. ¿Te crees que no me entero? Mientras doy clase veo tu cara de soslayo tras la pantalla con risitas y yo sé que explicar la cadena de valor de la empresa es de todo menos gracioso. No estás en clase, estás en Instagram. Pero yo me hago el tonto y miro para otro lado”.

Pasamos ahora a las aplicaciones de citas a través del estudio Apps Sin Violencia Sexual, un trabajo llevado a cabo por la Federación de Mujeres Jóvenes de Madrid y financiado por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género.

Este informe concluía en que el 21,7% de las mujeres que utilizan aplicaciones de citas han sido forzadas a mantener relaciones sexuales mediante violencia explícita.

Y aunque sin ser una red social propiamente dicha, terminamos con la Inteligencia Artificial (IA), ya que hace apenas unos días un grupo de expertos realizó una llamada de atención ante el galopante desarrollo de esta y la falta de mecanismos de control que garanticen un uso seguro y ético de la misma.

Son numerosos los especialistas que alertan de cómo la IA puede convertirse en una potente herramienta para la propagación de fake news a través, precisamente, de las redes sociales y medios de comunicación.

Ante estas evidencias, es fundamental que quienes manejamos redes sociales a nivel profesional tengamos clara la repercusión de los contenidos que publicamos. El lenguaje empleado, las imágenes o vídeos que difundimos o compartidos, el público al que nos dirigimos… Y actuemos con la responsabilidad correspondiente.

Eso es lo que hacemos en Metrópolis Comunicación.

Desde hace casi treinta años nos dedicamos a ayudar a profesionales y a empresas a que mejoren su reputación y aumenten su visibilidad a través de estrategias globales, también en comunicación digital, pero siempre bajo el compromiso del buen hacer y las buenas prácticas en los diversos ámbitos en los que desarrollamos nuestra labor.

Zahira de la Guardia
Ejecutiva de Operaciones

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