La Inteligencia Artificial ha causado una revolución gracias a aplicaciones como Chat GPT, que impide la detección del llamado copyright y que pone en jaque nuestra inteligencia individual.
Si bien, este tipo de herramientas son útiles para obtener ideas y claves de redacción, pero debemos aprender a utilizarlas para no perder nuestra creatividad y ser capaces de crear contenidos originales.
Empecemos por el principio. Según la Real Academia Española (RAE), plagiar es la acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas presentándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción al derecho de autor y por tanto, en el caso de documentos se convierte en delito cuando no se anuncia la fuente o se cita al autor.
Como comunicadores y ciudadanos inmersos en el mundo de las nuevas tecnologías, defendemos la utilización de recursos que nos permitan agilizar el trabajo.
¿Por qué no consultar ciertas noticias de agricultura para hablar de los principales problemas del campo? Partir de cero no es una opción a la hora de generar textos; necesitamos inspiración, ideas y datos que se ajusten a la realidad que buscamos representar.
Ahora bien, la implicación intelectual, el razonamiento y la comprensión de lo escrito debe estar presente en todas nuestras piezas, porque sólo así conseguiremos transformar un mensaje para hacerlo nuestro y transmitirlo más allá de las pantallas.
A veces, claro está, es imposible reproducir ciertos contenidos con un giro de tuerca diferente al de su autor o simplemente, es necesario contar el qué y el quién tal y como surgió. En estos casos, debemos utilizar las llamadas citas o referencias bibliográficas de acuerdo a lo establecido en la Ley de Propiedad Intelectual.
Por otra parte, el parafraseo también puede considerarse una forma de plagio, así que igualmente requiere la mención de la autoría.
Teniendo en cuenta estas premisas, parece evidente que lo único que nos permitirá diferenciarnos de los demás y estar libres de prejuicios es pensar. Pensar, algo tan básico y que a veces dejamos en un segundo plano aprovechando la comodidad que nos ofrece la digitalización.
Sin embargo, pensar es lo único que nos convierte en seres racionales, con capacidad de decisión y libres de manipulaciones ajenas. Nuestra mentalidad es nuestra arma más poderosa y lo que nos dota de esencia. Por tanto, la respuesta al conflicto de la Inteligencia Artificial se plantea de la siguiente manera: recursos y herramientas sí, pero investigación, trabajo e implicación también.