La formación universitaria es la última etapa de nuestra educación superior. En ella se experimentan multitud de cambios personales, sociales y profesionales, que sirven para completar un proceso de madurez.
La experiencia de estudiar un grado culmina con la realización de prácticas externas en empresas, la cual es indispensable para demostrar los conocimientos adquiridos durante todo el proceso y tener la primera toma de contacto con el mundo laboral.
Es por ello que, desde Metrópolis Comunicación, apostamos cada año por acoger en nuestro equipo a jóvenes con ilusión por aprender y dispuestos a hacer de todo un poco, ya que cada vez se demandan más perfiles multitarea, brindando oportunidades para que puedan comenzar sus primeros pasos en la profesión en una empresa que desarrolla diversas funciones en el mundo de la comunicación.
Desde nuestro inicios, ofrecemos plazas a alumnos de prácticas que fomentan el enriquecimiento mutuo y un alto porcentaje de ellos la mantienen con posterioridad por las grandes cualidades de aquellos que pasan por aquí.
Les dejamos el relato personal de las dos últimas estudiantes, Cathaysa González y Lorena de León, que han pasado por nuestras oficinas, finalizando esta etapa y listas para comenzar una nueva.
Cathaysa González
Toda experiencia universitaria culmina con la realización de prácticas externas en empresas, un momento que siempre se espera con ansias. Yo he tenido la oportunidad de hacerlas junto al gran equipo que forma Metrópolis Comunicación. Gracias a un trabajo para clase, en el que pude conocerles y también su forma de trabajar, supe que era el sitio en el que quería desempeñar mi primera toma de contacto con el mundo laboral.
Lo que ya había visto en su momento lo corroboré una vez que empecé a venir a diario. El ambiente distendido, los compañeros siempre dispuestos a ayudar, a explicar cualquier mínimo detalle, la motivación del día a día… Todo eso contribuye a crear un clima de confianza que te hace querer dar lo mejor de ti y demostrar de lo que eres capaz.
Nunca olvidaré la frase del primer día de Santiago Pérez, fundador de la empresa, quien dijo que se aprendería a través de trabajo real. Una frase que caló hondo y con la que me di cuenta que empezaba la realidad que me espera una vez salga de la facultad. Pero, también, una frase que me llenó de ilusión porque sabía que eso implicaba hacer tareas que no quedarían dentro de la oficina.
Durante los días que he estado aquí, he podido probar diferentes actividades dentro de la gran gama que ofrecen a sus clientes como notas de prensa, copys para redes sociales, edición de vídeos, visualización e interpretación de estadísticas, redacción de textos comerciales y, como no, el pilar fundamental, el seguimiento de medios. Este último ha sido el aspecto que más me ha costado afrontar. Al principio era muy torpe y tardaba horas entre escuchar y redactar los cortes.
Todos los días tenía en mente el no haberme saltado nada importante el día anterior. No obstante, no deja de ser una tarea que, al convivir con ella durante todas las jornadas, le he terminado por coger cariño. Ahora tardo menos que al principio, hay días en los que apenas me hacen correcciones y eso me ha permitido ver mi propio avance, del cual me siento orgullosa. Por eso me da pena que ahora que es cuando empiezo a coger carrerilla es cuando me tengo que ir.
Gracias a este tipo de tareas me he dado cuenta que había muchos aspectos de mi redacción, enfoque de noticias o estructura que debía mejorar y que creo que, en parte, lo he conseguido, aunque aún me queda mucho por aprender y recorrer.
Un hueco para “excursiones”
Por otro lado, también ha habido días en los que el trabajo ha sido a pie de calle. De esta parte, lo que más me ha gustado es poder estar en sitios en los que un ciudadano corriente no estaría, como las oficinas de varias empresas públicas y privadas para las que trabaja la empresa, así como a ruedas de prensa de responsables políticos de la isla. Este tipo de salidas permiten conocer gente nueva, socializar y aprender cómo se gestiona el trabajo fuera de la oficina.
A esto hay que añadir otro tipo de “excursiones”, como me gusta llamarlas. Por ejemplo, conocer la oficina de Gran Canaria, lo cual implica coger un avión, conocer gente nueva, ver otras formas de hacer el trabajo, etc. O, también, la escapada a Radio Club Tenerife, donde pude poner cara y hablar con los periodistas a los que escucho cada mañana en el seguimiento de medios. Además de comprobar cómo se hace realmente un programa de radio y quedarme sorprendida por la cantidad de cosas que desconocía.
Mi primer reportaje publicado
Para ponerle la guinda al pastel, desde la empresa se gestionó la creación de un reportaje para el periódico que podría publicar con mi nombre, algo que vería mucha gente. Al principio fue difícil. Tuve que contactar con varias personas, nada comparable a lo que hacía en la universidad. Tuve que enfrentarme a mis reticencias de llamar por teléfono, pero sentí un gran alivio y me quedé muy satisfecha cuando terminé esa fase.
La temática trataba sobre los refugios de animales y como entrevisté a una de las personas en uno de ellos, pude compartir un rato con los perros de allí, lo que me hizo mucha ilusión. Una vez estuvo todo corregido me sentí muy bien con cómo había quedado y desde aquí quiero agradecer a todas las personas que me ayudaron en el proceso.
No solo fue muy emocionante ver escrito en papel y firmado por mí algo que me había costado tanto, sino que, además, la foto que salió publicada también era mía. La cara de mi familia, la emoción de mis tíos, primos y amigos ante mi primer reportaje publicado fue una sensación muy bonita.
De Metrópolis Comunicación me llevo un gran aprendizaje, tanto a nivel profesional como personal, toda una experiencia, que ha superado con creces mis expectativas. Han sido dos meses en los que me he sentido arropada por unos compañeros que siempre han estado ahí, que han confiado en mí y han insistido en que yo también confiara en mí misma. Porque, aunque no lo exprese, me hacía muy feliz cuando cualquiera de ellos me reconocía algo que había hecho bien. Quiero darles las gracias a todos por haberme hecho un hueco, por enseñarme tanto y por haber sido pacientes. Le he cogido mucho cariño a todas las personas que conforman este equipo y espero que volvamos a vernos.
Lorena de León
Al principio pensé que sería una experiencia más. Que serían dos meses y medio de prácticas en los que me insertaría en el mundo laboral, en los que aprendería a trabajar y conocería cómo funcionan las cosas realmente y, por supuesto, cómo se hace periodismo de verdad. Por fin podría llevar a la práctica todo lo que había aprendido durante la carrera.
La realidad, para mi sorpresa, fue que lo que estudié durante cuatro años, no se equiparaba a lo que se hace en un trabajo. En la vida real. En la universidad me enseñaron mucha teoría, pero creo firmemente en que debieron dar más clases prácticas que se asemejaran a lo que nos enfrentaríamos cuando saliéramos al mundo exterior en busca de un empleo.
Todo esto se vio influido por la pandemia ocasionada por la COVID-19. Estuve un año y medio de la carrera acudiendo a clases de manera telemática y, aunque pusiera todo de mi parte, y más, se hizo, por lo menos para mí, infinitamente más complicado aprender de esta manera.
Pero más allá de esto, el equipo de Metrópolis Comunicación me ha ayudado a enfrentarme a la realidad. Desde el máximo cariño y dedicación me han enseñado todo lo que cada uno de ellos sabe, además de aprender multitud de cosas que me serán muy útiles para mi futuro. Desde el primer día me introdujeron de lleno en lo que supone ser un periodista. Una vida ajetreada, activa y pendiente de mil cosas a la vez, pero absolutamente reconfortante.
Lo que al principio creía que era imposible y que podría conmigo, con el paso de los días, de las semanas y de los meses, aprendí a gestionarlo y a organizarme, de manera que ahora me sabe a poco.
He tenido la grandísima oportunidad de formar parte de un equipo de trabajo que, más que compañeros, son una familia y he llegado a tal punto que conozco, incluso, las manías de cada uno. A unos les gusta más hablar solos, a otros les gusta más cantar, otros viven un poco más estresados, otros piensan todo el día en comida y otros se mantienen tan callados que parece que no están, pero todos unidos dan forma a un ambiente de paz y tranquilidad que te hace sentir como en casa.
Durante todo este tiempo he estado muy pendiente de los pequeños detalles, que la mayoría de las veces marcan la diferencia, y he recolectado una inmensa cantidad de consejos que guardaré, aplicaré y me encargaré de tenerlos en cuenta siempre.
Por ello, doy gracias a todos y cada uno, porque aunque con algunos haya coincidido más que con otros, todos han formado parte de esta increíble experiencia que me ha ayudado a crecer no solo a nivel profesional, sino también personal.
Gracias por ser tan profesionales y, a la vez, tan cercanos. Metrópolis es la prueba que reafirma aquella frase que dice “Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida”. Les recordaré toda mi vida.