Mafalda, esa chiquilla argentina simpática y ocurrente, nacida de la imaginación de Quino en 1964, nos recuerda, prácticamente en cada una de las viñetas a las que da vida, la importancia de la comunicación y, por supuesto, la importancia de comunicar bien.
Esta niña de humor sarcástico, curiosa y comprometida con el mundo usa a menudo la radio, la televisión y los diarios no solo para entretenerse y formarse, sino también para informarse y reflexionar sobre lo que sucede a su alrededor. No es de extrañar, por ello, que su autor se alzara en 2014 con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.
Pero en esta entrada del blog, no trataremos de mostrar todas las lecciones que el caricaturista, a través de Mafalda, nos da con cada una de sus ocurrencias, sino que intentaremos provocarles una sonrisa y hacerles pasar un rato agradable, porque ya sabemos que el día a día puede resultar a veces un poco cuesta arriba, y si no, recuerden esta frase de Mafalda: “Cuesta juntar ánimos para bajar al mundo”.
Si nos centramos en el ámbito de la comunicación, las tiras cómicas de Mafalda muestran multitud de ejemplos relacionados con sus reglas básicas, con las pautas que todo periodista debe seguir y no olvidar nunca si quiere comunicar de forma efectiva. Entre ellas, la importancia de ser breve y conciso, incluir en la información a todas las partes implicadas o hacerse las preguntas fundamentales a la hora de redactar una noticia (qué, quién, cómo, cuándo, dónde y por qué).
Pero ante todo, Mafalda y sus amigos, Felipe, Manolito, Susanita, Miguelito, Guille y Libertad, nos enseñan a ser mejores personas y a preocuparnos por las cosas realmente importantes. Y es que, esta máxima, también debemos cumplirla todos los profesionales de la comunicación, ya que ser buenas personas, nos hace ser mejores profesionales.