El diseño de experiencia de usuario -también conocido como UX (user experience)-, es un aspecto crucial en el desarrollo de cualquier plataforma digital. En esencia, se centra en cómo las personas perciben e interactúan con un sistema digital, ya sea un sitio web, una aplicación móvil o cualquier otra forma de software. Pero, ¿por qué es realmente tan relevante?
Seguramente alguna vez mientras explorabas un sitio web con el propósito de encontrar información específica, te has topado con una página desordenada, botones que no respondían adecuadamente y una navegación confusa. Y es probable que, tras mucha frustración y no lograr cumplir tu objetivo principal, hayas abandonado la búsqueda.
Ahora imagina tener una idea, conseguir capital, crear una empresa, diseñar una marca, desarrollar e iterar un producto, atraer potenciales clientes y que en el momento decisivo de conversión, por culpa de un botón ubicado en un lugar poco intuitivo y estratégico, pierdas un cliente… ¿Duro, no?
Para evitar esto, es vital comprender cómo perciben y procesan la información los usuarios. Por lo que los diseñadores UX debemos investigar sobre las estructuras mentales, los patrones de comportamiento y las experiencias previas de los usuarios. Aquí es donde entra en juego la psicología cognitiva y los principios de asimilación y acomodación de la información.
Según Jean Piaget, la asimilación es el proceso mediante el cual tomamos la nueva información y la integramos dentro de los esquemas cognitivos preexistentes, adaptándola al conocimiento que ya poseemos. Mientras que la acomodación modifica los esquemas mentales existentes para poder integrar la nueva información y ajustar nuestra comprensión del entorno.
¿Alguna vez te has fijado en que la iconografía de las aplicaciones comúnmente hace uso de objetos tradicionales? Desde el icono de un sobre para representar el correo electrónico hasta el de un teléfono para las llamadas, estos iconos se han convertido en componentes esenciales de nuestra experiencia digital. Pero, ¿por qué no usar en su lugar el símbolo del @ o la forma rectangular de un smartphone? La respuesta es sencilla: sí, principio de asimilación y acomodación.
Sin importar nuestra edad, hemos crecido rodeados de estos elementos mucho antes de la llegada de la tecnología digital. Como consecuencia, la conexión entre estos objetos y sus funciones está tan arraigada en nuestra mente que, independientemente de la aplicación, plataforma o idioma en que se encuentren, no requerimos un esfuerzo adicional para comprenderlos. Esta relación se asimiló en el primer momento en la que se recibió, acoplando la información en nuestros esquemas mentales. Por lo tanto, cuando interactuamos con esos iconos sabemos intuitivamente qué acción desencadenan. Este proceso simplifica nuestra carga cognitiva y facilita una interacción rápida, fluida y eficiente.
Todos estos modelos mentales se plasman y recogen en las leyes de UX, las cuales representan una recopilación de principios y buenas prácticas basadas en la psicología humana, ergonomía y comportamiento del usuario. Entre estas leyes se incluyen, por ejemplo:
- Ley de Jakob → enfatiza la importancia de la consistencia y la familiaridad en el diseño de sitios web y aplicaciones. Los usuarios están acostumbrados a ciertos patrones de diseño y comportamiento, por lo que es fundamental seguir convenciones establecidas y utilizar elementos de diseño reconocibles para facilitar la navegación y la comprensión del usuario -ej. iconografía en aplicaciones-.
- Ley de Fitts → establece que el tiempo necesario para apuntar a un objetivo es proporcional a la distancia al objetivo y al tamaño del objetivo.
- Ley de Hick → define que el tiempo que tarda una persona en tomar una decisión aumenta logarítmicamente con la cantidad de opciones disponibles.
- Ley de la proximidad → enuncia que los elementos que están cerca uno del otro tienden a ser percibidos como relacionados entre sí, formando grupos o conjuntos visuales.
Aclarar que, la experiencia de usuario no se trata exclusivamente de seguir de forma dogmática patrones y reglas, sino de entender a nuestro público objetivo y adaptar la experiencia en consecuencia. Teniendo en cuenta que interacción, flujos de navegación, colores, formas, tipografías, copywriting, jerarquías, espaciados, proporciones, etc. no deben ser aplicados arbitrariamente o con un fin puramente estético, pues como hemos visto, tienen un impacto significativo en la forma en que los usuarios perciben nuestro sitio web o aplicación.
Además, debemos investigar a nuestra audiencia, monitorizar el mercado y las tendencias, testear el producto para obtener información cualitativa y cuantitativa y en última instancia, iterar el mismo, realizando cambios en función de lo que se adapta mejor a las necesidades y expectativas del usuario.
En resumen, el diseño UX es mucho más que simplemente hacer que las cosas sean bonitas en la pantalla. Es una disciplina multifacética que combina aspectos de psicología cognitiva, diseño de interfaces y tecnología. Se trata de crear experiencias significativas y memorables que no solo satisfagan las necesidades de los usuarios, sino que las superen.
Y es que, en Metrópolis Comunicación nos encargamos no solo de mejorar la usabilidad y experiencia de tus productos, sino también de contribuir en la construcción de relaciones sólidas con tus clientes. Si tienes algún proyecto entre manos, no dudes en contactarnos.