El poder de la “mayoría” en comunicación

Este año 2020 nos ha hecho vivir algo no esperado por nadie. Una pandemia rompía todos los esquemas y nos obligaba a encerrarnos en casa durante meses. 

No estábamos preparados ni institucional, ni mentalmente, para una pandemia, para una crisis de salud mundial. Eso lo estamos demostrando, aunque también trabajando por cambiar las cosas. 

En todo este maremágnum de opiniones, informaciones, fakes… no es de extrañar darle vueltas a la importancia que tienen tres elementos en la comunicación de masas: los medios de comunicación, la fama y la opinión pública

Cuando empezamos a saber del coronavirus, de ese virus que en Wuhan, China, se estaba cobrando la vida de cientos de personas (luego serían miles) a una velocidad alarmante, los medios no desaprovecharon la oportunidad. Informaciones diarias que nos empezaron a asustar, que hablaban de muertes, de descontrol incluso.

Los días y las semanas pasaban y se apoderaba de nosotros una sensación de miedo, indefensión y de incredulidad. ¿Será cierto? ¿Estarán exagerando los medios? ¿Esto podrá llegar a afectarnos?

Fueron pasando las semanas y la alarma llegó a nuestra vecina Italia. Ya nuestro miedo se iba haciendo cada vez más real y los medios continuaban dando detalles de ese que ya tiene nombre científico, COVID-19.

Hasta que el 25 de febrero, durante una conexión en directo para el informativo de TVE 1, Lorenzo Milá hizo una intervención para muchos “excepcional”. 

En esa retransmisión que vimos en directo habló sobre la mortalidad del coronavirus, afirmando que «el índice de mortalidad es bajísimo, más bajo que la gripe común» y se quejaba porque «parece que se extiende más el alarmismo que los datos”.

Es cierto que se basó en opiniones de profesionales sanitarios y con ello buscaba aplacar el pavor que se estaba extendiendo en la población española. Pero no es menos cierto que esta intervención marcó un punto de inflexión en la forma de tratar esta enfermedad. 

De este directo nadie quedó indiferente, ya que se convirtió en objeto de todas las alabanzas. Columnas de opinión se sucedieron en todos los periódicos, fue trending topic en Twitter, todos compartían su directo en las redes sociales

A partir del 25 de febrero, todos los medios comunicación (o al menos los más multitudinarios) cambiaron su discurso y empezaron a hablar de tranquilidad, de huir de alarmismos innecesarios, de no temer al coronavirus… Todos querían ser Lorenzo Milá y llevarse su alabanzas. Nadie quería ya ser portador de malas noticias, sino todo lo contrario, querían ser comedidos y ¿realistas? 

De esta manera tan sencilla, pasamos de temer a un virus que se propagaba de forma alarmante y que ya estaba en un país cercano, a restarle importancia y a pensar que con un simple lavado de manos podíamos ignorarlo. 

Esto nos demuestra la importancia de lo que nos llega a través de los medios comunicación. Generan opinión, influyen en nosotros y nos condicionan. Si a esto sumamos que hay periodistas más fiables que otros, significa que lo que digan no lo vamos a cuestionar nunca. Ellos saben y, además, lo comunican bien. 

Y, por último, la opinión pública. Cuando algo empieza a circular en un mismo sentido y a conseguir reputación, es inevitable que la sociedad se una a esa corriente. Es difícil llevar la contraria. 

Tres elementos de la comunicación de masas que consiguieron hacer que le perdiéramos el miedo a un virus que está matando sobre todo a nuestros ancianos y que nos va a tener aislados en casa durante, al menos, un mes.

Elementos para crear opinión

  • Que le emita un medio influyente.
  • Que lo comunique un periodista de reputación.
  • Que sea difundido por otros medios y periodistas en redes sociales, quienes generan y engrosan la opinión pública.

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