El valor de un buen portavoz

Cuando se quiere transmitir un mensaje desde una empresa u organización uno de los aspectos más importantes, y que muchas veces suele descuidarse, es el de la persona que se encargará de dar ese comunicado ante los medios de comunicación.

En un mundo ideal para la perspectiva comunicativa, el experto en su campo es además capaz de comunicar bien ante los medios. Lamentablemente, el porcentaje de estos casos es considerablemente bajo. Es ahí donde entran en juego los profesionales de la comunicación, quienes sabrán aportar al portavoz las claves necesarias para elaborar su mensaje y, sobre todo, para saber transmitirlo de la manera más adecuada.

¿Cuáles son las características ideales en un portavoz?

Ser portavoz de tu organización te convierte en la cara visible de esta, por lo que todo lo que se diga, y el cómo se diga, podrá jugar en favor o en contra de la propia empresa. Para que la comunicación que se haga sea lo más exitosa posible es importante que el portavoz cumpla con estas características:

  • Conocer el tema: El primer punto es ser buen conocedor no solo del tema que se quiera comunicar si no también de la empresa, el mercado en el que esta se mueve y la audiencia a la que nos estamos dirigiendo.
  • La seguridad como punto clave: No dudar nunca del mensaje es clave. Presentarse ante los medios con fuerza y convicción hará que el argumentario sea más realista. La templanza siempre es un añadido.
  • Positividad: Un buen portavoz tiene que saber sortear la negatividad y hacer hincapié en la positividad. Los aspectos positivos de su empresa o proyecto serán los que ocupen la mayor parte del discurso, dedicando el menor tiempo posible a los negativos.
  • Cuidar el lenguaje corporal: Según diferentes estudios, el 55% de la atención de la audiencia se desvía a la comunicación no verbal. Más allá de cuidar el mensaje es importante prestar atención a elementos como la postura, los gestos, el tono o incluso el aspecto físico que se muestra en el momento de comunicar.
  • Dejar la improvisación fuera de la ecuación: La preparación del mensaje es fundamental. Antes de transmitir un mensaje hay que tener claro qué se quiere decir y con qué objetivo. Para ello, las frases breves y concisas se convierten en el mejor aliado.
  • La magia de los primeros minutos: Los primeros segundos o minutos de cualquier intervención marcarán el devenir del discurso. En los casos en los que tenga lugar, empezar con una anécdota, jugar con las expectativas o hacer alguna pregunta son algunas de las recomendaciones para atraer y persuadir al público.

La elaboración de un buen mensaje va más allá del papel. De nada sirve un buen texto si alguien no sabe interiorizarlo y transmitirlo de manera que la audiencia asuma el mensaje como suyo.

En el momento en el que alguien se convierte en el portavoz de su empresa asume el rol del capitán de barco. Tener muy claro a dónde se dirige, cuál es la mejor ruta y quién lo acompaña en este destino hará que el mensaje llegue a buen puerto.

Patricia Hernández
Consultora de Comunicación

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